martes, 23 de febrero de 2010

Yo soy aquel

Yo soy aquel,
que ingénuo creyó en tus palabras,
que tontamente te esperó por horas,
que gastó los centavos que no tenía,
que ilusionado compró una docena de rosas,
que bajo la lluvia esperaba tu llegada,
que se avergonzó de estar en una banca desgastada,
junto al árbol con flores marchitas,
al que al pasar la gente con pena veía,
el que oía los susurros, "Pobre, lo han dejado a solas"
que pensó que de tus labios no salían mentiras,
yo soy aquel.

Fueron las palabras escritas en un hoja de papel, las letras estaban borrosas por gotas de agua o talvez lagrimas, aquellas que de seguro cayeron del rostro de quién las escribió, en una simple hoja de cuaderno, silenciosa testigo de aquel momento, cuando los sentimientos afloraron y plasmaron sobre ella, esa huella de pena como un tatuaje imborrable.


Un simple papel que de curioso recogí, sobre una banca desgastada junto a un pequeño árbol con flores amarillas algo marchitas, estaba cuidadosamente enrollada y sujeta por un listón rojo en el tallo de una solitaria rosa roja, delicadamente colocada sobre aquella banca desgastada.

Avergonzado por tener la rosa entre mis manos, impaciente busque por todos lados a la persona la había dejado olvidada, más al no encontrar ninguna luego de esperar unos minutos, decidí llevarla conmigo.

Solo había caminado unos pasos cuando a unos metros de donde me encontraba, una anciana vendedora de dulces me hace señas con la mano, curioso me acerco a ella.

-Buenas noches señora, en que la puedo ayudar...

-Buenas noches joven, si no le incomododa, le podría hacer una pregunta?

-Sí señora, digame......

-Tenía que encontrarse con alguna persona hoy en este lugar?

Algo extrañado por la pregunta, voltéo y miro la banca.

-No señora, solo estoy de paso, a que se debe la pregunta?

-Lo dijo por que un rato antes que ud. llegue y recoja esa rosa, un joven estuvo sentado por 3 horas con un enorme ramo de rosas rojas.

-Le puedo asegurar que no era a mí a quien esperaba, si recojí la rosa fue por que me pareció extraño verla sobre la banca.

La señora me comentó que aquel joven estuvo esperando por 3 largas horas, que la sonrisa con la que llegó poco a poco fué desapereciendo para quedar solamente una expresión de tristesa, que cansado de esperar tomó el ramo de rosas entres sus manos y escribió en un papel, la nota que estaba sujeta en la rosa que tenía en ese momento yo en las manos.

Dejando la rosa en la banca y se acercó a ella, compró unos cigarros y con un gesto muy amable, le obsequio 3 rosas, las más grandes y hermosas.

"Estas rosas son más hermosas y valiosas en sus manos señora, ud. se merece estas rosas más que nadie, que tenga un felíz día"

-Dejandome las rosas y aquellas palabras se fué.

-Es la primera vez que me regalan rosas joven, si me decía que a mis 64 años de edad un joven que no conocía me iba a regalar rosas, no le hubiéra creído. Estoy emocionada, me siento una jovencita.-Bueno señora, entonces hoy también a sido un día muy especial para ud., nunca es tarde para sentirse joven, como muestra de eso, yo también le obsequiaré esta rosa.

Volví a poner el liston y le dí la rosa, despidiendome con una sonrisa, me alejé con el trozo de papel en las manos, pensando en la persona que le dio la rosa a  aquella señora, sin saber que talvez lo que le ocurrió a él, generaría un gesto amable hacía una persona que no conocia, y que le daría la gran alegría de recibir por primera vez una rosa como obsequio.
 
En el camino tambíen pude ver que no fué solamente aquella señora la que recibió una rosa, pude ver otras 3 señoras con una rosa en la mano, con una sonrisa que hacía que se vieran hermosas.
 
No importa lo que nos pase en la vida, o que tan malo haya sido nuestro día, todavía podemos hacer felices a otros con un simple gesto de amabilidad.

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